jueves, 20 de noviembre de 2008

Promesas de campana


Nuestras peticiones, por lo tanto, ¡colocan a El Estado en un dilema obvio! Si rehusa concedernos el beneficio solicitado, se le acusa de debilidad, mala voluntad e incapacidad. Si trata de conceder lo solicitado, se ve forzado a cargar al pueblo con mayores impuestos, hacer más mal que bien, y atraerse la mala voluntad general desde otro frente
Entonces, el público espera dos cosas, y El Estado hace dos promesas: muchos beneficios y ningún impuesto... esperanzas y promesas que, siendo contradictorias, jamás pueden realizarse.
¿No es ésta una causa de todas nuestras revoluciones? Porque, entre El Estado, que generosamente promete lo imposible, y el público, cuyas esperanzas jamás podrán realizarse, vienen a interponerse dos tipos de hombres: los ambiciosos y los utopistas. Las circunstancias los guían. Estos buscadores de puestos no necesitan sino clamarle al pueblo: «Las autoridades os están engañando. Si nosotros estuviéramos en el poder os llenaríamos de beneficios y os eximiríamos de impuestos».
Y el pueblo cree, y el pueblo espera, y el pueblo tumba un gobierno para entronar otro.

De Frédéric Bastiat. El Estado

No hay comentarios.: