La discriminación para ayudar a los menos afortunados no pareció ser discriminatoria. Pero, para poner en una situación material más igualitaria a personas que son muy diferentes en muchas de las condiciones de las que depende su éxito material, es necesario tratarlos en forma desigual. El romper el principio de igual tratamiento ante la ley, si bien con un objeto caritativo, abrió inevitablemente las compuertas a la arbitrariedad. Para encubrirla se acudió a la máscara de la fórmula de «justicia social». Nadie sabe exactamente lo que significa, pero por la misma razón sirvió de varita mágica que derrumbó todas las barreras a las medidas arbitrarias. Distribuir favores a expensas de algún otro, quien no puede ser fácilmente identificado, llegó a ser la manera más atractiva de comprar el apoyo de la mayoría. Pero un congreso o un gobierno que se transforma en una institución de caridad se expone a un chantaje irresistible. Y pronto dejan de ser los «méritos», pasando a ser exclusivamente las «necesidades políticas», las que determinan cuáles grupos serán favorecidos a expensas generales.
De F. A. Hayek. Derecho, Legislación y libertad. Cap XII
De F. A. Hayek. Derecho, Legislación y libertad. Cap XII
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